Cuidarse Comiendo

Sopas de tomate y pan

Sopas de tomate 1Estas sopas de tomate forman parte de la recia y austera tradición gastronómica extremeña, tanto de la popular y campesina como de aquella labrada en la tradición monacal.  La que traigo aquí, que coincide básicamente con la referida en la escasa bibliografía sobre cocina tradicional extremeña que puede consultarse, es la que he comido siempre y la que habitualmente hacemos, especialmente en otoño y en invierno.

Ingredientes: Cebolla, pimiento verde y pimiento rojo, tomate, ajo, perejil, pan, pimentón, comino, aceite de oliva virgen, agua y sal.

Se pica cebolla más bien fina y se pone a rehogar en la cazuela con el aceite de oliva (mejor cazuela de barro, lo que tiene también sus complicaciones). Enseguida se le añaden los pimientos cortados en tiras cortas y finas. El pimiento es mejor de tipo lamuyo, con más olor y sabor que el tipo italiano. Se sigue rehogando a fuego medio-bajo.

A ese rehogado se le añade el tomate. Deben ser tomates rojos y maduros, con sabor. Pueden ser frescos y pelados (en temporada), o natural entero de lata (de alguna de las buenas conservas disponibles en el mercado). Se cortan en trozos y se añaden al rehogado, machacándolos un poco con la paleta de madera. Se continúa rehogando unos diez minutos.

Cuando va estando, se añaden un majado (en mortero) de ajo y perejil, un poco de pimentón, sal y comino, en semillas o en polvo. En lugar de comino se puede usar como aromática tomillo u orégano, picados o en rama. Se agrega el agua (que lo cubra bien) y se deja cociendo unos diez o quince minutos a fuego medio-bajo. Se va probando y corrigiendo de sal y aromáticas.

Y solo faltaría añadirle el pan, que es mejor que sea tipo candeal y de la víspera. El pan se puede añadir de tres maneras distintas, lo que transforma en cierta medida el resultado. (i) Al final del rehogado de la cebolla, el pimiento y los tomates, en rebanadas pequeñas y de cierto grosor, para que no se deshaga demasiado en el proceso de cocción que le queda a la sopa; (ii) después de añadir el agua, cuando está ya cociendo, en migas o pellizcos de pan medianos, y (iii), en rebanadas pequeñas y finas, que se colocan en el plato y sobre las que se sirve la sopa. Una variante de esta forma es colocar sobre el plato una rebanada algo mayor de pan frito, y sobre ella servir la sopa. Soy partidario de la primera de las variantes, pero cualquiera de ellas es válida y aceptable.

Se puede agregar huevo (uno por persona), vertiéndolos sin cáscara sobre la cazuela justo al final de la cocción, para que escalfen en la sopa.

Según las referencias de cocina tradicional que obran en mi poder, esta sopa se suele tomar acompañada de higos y uvas frescas.

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