Ingredientes: 1 kilo de tomates, 1 pepino mediano, 1 pimiento mediano, 2 dientes de ajo, aceite de oliva virgen, sal gorda, comino y vinagre de vino.
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Se mezcla primero (en un robot o artilugio similar) “lo verde”: el pepino (pelado), el pimiento (bien lavado) y el ajo, y se incorpora a la cazuela sin pasar por el chino.
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Se lavan los tomates, cortan en trozos y se trituran en la batidora, añadiendo la sal (gorda), el comino y el aceite de oliva virgen.
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El tomate triturado se cuela por un chino sobre la cazuela donde está “lo verde”.
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Finalmente, una vez en el recipiente se le añadirá el vinagre y se mezcla bien, usando incluso una mini batidora.
A la hora de añadir el aceite, puede hacerse sin más, sobre los tomates antes de empezar a triturarlos o en forma de un delgado hilo de aceite que cae sobre la mezcla mientras la batidora remueve la mezcla. De esta manera nos aseguramos que el aceite se incorpora mejor a las verduras. La cantidad depende del gusto y del sabor del aceite que usemos, pero se dice que el momento de dejar de añadir aceite es cuando la mezcla cambia de color (pasa de un rojo más o menos oscuro dependiendo del tipo de tomate, a una especie de anaranjado), aunque para apreciarlo debemos añadir el aceite con la batidora en marcha.
Y respecto al vinagre, si vamos a tener el gazpacho en la nevera dos o tres días, es mejor añadirlo en el momento de su consumo.
Si ha quedado un poco espeso (ello dependerá de los tomates) se le añade agua.