Cuidarse Comiendo

La mejor cocina callejera del mundo

Comida callejera

Así se titula este libro llegado desde las entrañas inteligentes del poderoso sello Lonely Planet y llevado al mercado en español por la no menos poderosa editorial Planeta (2012). Para comer viajando o para viajar comiendo, el libro recoge un buen puñado de recetas que pertenecen a la categoría de comida callejera, la que es cocinada y consumida en la calle, la cocina más democrática del mundo, porque sitúa a todos los comensales en el mismo nivel, sean estos quienes sean.

Desde los fideos servidos en los oscuros callejones del barrio chino de Bangkok hasta los tacos al pastor preparados en los pequeños antros del DF, pasando por la sopa nacional vietnamita que se sirve al desayuno por las esquinas de Hanoi, el perrito caliente del Bronx neoyorkino o las castañas asadas comunes en el continente europeo.

Y de aquí, los churros, plato cuyo origen, según el autor, está en la comida de los pastores a base de pan frito a la que se le añadió con posterioridad el azúcar y se les dio la forma característica de rosca.

Ingredientes: 1 taza de agua, una taza de harina de uso común, ¼ de cucharada de sal, aceite vegetal.

  1. Poner el agua a hervir en un cazo mediano
  2. Con el agua hirviendo añadir la harina y la sal y remover hasta que se forme una masa. Seguir cociendo la masa un minuto más y apartarla del fuego.
  3. Con una cuchara, ir echando la masa en una manga provista de una boquilla grande (de 2 cm) en forma de estrella.
  4. Echar el aceite vegetal en una sartén honda hasta que cubra unos 6 cm. Y calentar a 180º (si no se está seguro de la temperatura, se echa un trocito de pan: debería burbujear y dorarse en unos 15 segundos). Ir echando tiras de masa (de unos 10 cm) en el aceite con la manga, cortándolas a la altura de la boquilla con un cuchillo afilado.
  5. Freír los churros hasta que estén dorados y crujientes (1 ó 2 minutos), retirarlos con una espumadera y dejarlos sobre un papel de cocina para que escurran. Espolvorearlos con azúcar.

Casi nada. A ver quién se anima.

 

 

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