La vitamina C o ácido ascórbico es una vitamina hidrosoluble que no es sintetizada en el organismo y que por tanto tiene que ser ingerida con los alimentos.
Sus efectos incluyen el mantenimiento del colágeno, por lo que tiene efectos beneficiosos para huesos, dientes o vasos sanguíneos y favorecedor de la cicatrización de heridas, mejora los trastornos de la piel como eccemas, reduce la tensión arterial y tiene un fuerte efecto antioxidante.
Las dosis requeridas diariamente, que varían dependiendo de la edad y el sexo entre 60 y 90 miligramos, son fácilmente obtenidas, ya que está presente en muchos alimentos, especialmente en las verduras verdes, en los cítricos y en la patata. Con la ingestión de un zumo de naranja, medio pimiento rojo o verde, media ración de brócoli, 100 gramos de coliflor o un kiwi, se ingieren las dosis diarias recomendadas.
Los alimentos deben consumirse crudos o mínimamente cocinados, ya que la vitamina C es hidrosoluble y se pierde en el medio de cocinado, generalmente agua.